El peritaje aplicado a las Obras de Arte
El peritaje y estudio de las Obras de Arte que se desarrollan por la figura de un perito, experto en materia artística, dan como resultado la catalogación y autentificación de las obras, hecho fundamental para poder hacer frente a falsificaciones y fraudes relacionados con este campo artístico.
Dichos informes, realizados mediante investigación y análisis crítico, se establecen como garantía para instituciones, museos, galerías y coleccionistas, tanto para aquellas piezas que ya forman parte de sus fondos como para aquellas nuevas que quieran adquirir.
Para realizar dicho ejercicio, el perito debe actuar con total objetividad y el mayor rigor científico y técnico posible. Partiendo del hecho que la figura del experto auxilia o colabora en virtud de sus conocimientos en una determinada materia, puede ejercer de forma judicial o extrajudicialmente, en el momento en el que se requiera de un saber científico o artístico especializado, manteniéndose siempre imparcial y emitiendo opiniones que no estén sujetas a ideas preconcebidas.
Gracias al avance del estudio de la Historia del Arte, como disciplina autónoma, se han podido identificar muchos artistas que, hasta no hace tantos años, estaban inmersos en el anonimato, y, por lo tanto, se les ha podido atribuir y configurar un corpus de obra razonado. Los dos últimos casos que pueden ilustrar y ayudar a comprender esta realidad es el de dos artistas mundialmente conocidos: Leonardo da Vinci (1452 – 1519) y Artemisia Gentileschi (1593 – 1654). A partir de la organización de las dos grandes exposiciones retrospectivas de dichos pintores, su corpus de obra ha sido fijado y definido con gran precisión.
Por este motivo, el famoso “Salvator Mundi” subastado bajo la autoría del artista renacentista no se incluyó en dicho evento celebrado en el Museo del Louvre entre los meses de octubre de 2019 y febrero de 2020, ya que los mayores especialistas en la materia no consideraron que fuese exclusivamente de su factura.
En el caso de Gentileschi, gracias a la muestra organizada en la National Gallery de Londres entre el 3 de octubre de 2020 y el 24 de enero de 2021, y a pesar de los estragos de la pandemia de la COVID-19, uno de los bienes expuestos y más celebrados, a parte, claro está, de sus magníficas pinturas, fueron las cartas personales recientemente descubiertas.
Este hecho, que aparentemente puede parecer nimio, permite conocer con mucha más precisión su personalidad, que acaba dejando huella en su creación, y por lo tanto se le pueden devolver a su autoría ciertas obras que tradicionalmente se habían atribuido a su padre Orazio Gentileschi, también pintor.
Detalles de la portada del catálogo de la exposición de Leonardo da Vinci; conjunto de la tabla con la
representación del Salvator Mundi; portada del catálogo de la exposición de Artemisia Gentileschi.
En paralelo al estudio del corpus de obra razonado (en caso que exista) del artista a analizar, hace falta tener en consideración los datos que ofrece la investigación de la documentación histórica, ya sea contemporánea o posterior, a la ejecución de la pieza a tratar.
Hay que tener en cuenta que, de forma complementaria, se deben desarrollar distintos análisis críticos, de inspección visual y física de la pieza (estudio del soporte, material y ejecución), además de los que se puedan realizar en materia científica de los pigmentos utilizados (en caso que la obra sea una pintura o una escultura policromada), así como de los distintos materiales utilizados (madera, piedra, metal, resinas…). Y, por supuesto, no se puede prescindir de la visión clínica de los especialistas en restauración.
En relación a este aspecto, podemos destacar el descubrimiento de la pintura inédita, con la representación de “Los Escarnios a Cristo” de Cimabue, maestro florentino activo entre 1272 y 1302, que fue hallada en la cocina de una anciana en su casa de la ciudad francesa de Compiègne. La pieza, que pasaba totalmente desapercibida por su propietaria, gracias al estudio y análisis pertinentes, fue identificada como obra de dicho capolavoro, permitiendo que gracias a su buena catalogación, fuese vendida por 24 millones de euros.
Imagen de conjunto de la tabla de Cimabue con la representación de “Los escarnios a Cristo”.
En el momento del estudio y análisis de la obra, el experto en la materia se servirá de una serie de herramientas teóricas y prácticas que le permitirán determinar su autentificación, historial, calidad, nivel y, a poder ser, autoría.
Para poder llevar a cabo este proceso de recuperación del historial de la pieza, resulta esencial la investigación y revisión de los fondos de archivo, museos y bibliotecas.
Habitualmente en estas instituciones se conserva documentación histórica y contemporánea, (desde las fuentes directas de la época de cada pieza, hasta aquellas que recogen su memoria y periplo a lo largo de los años), como literatura de viajes, artículos de prensa, registros fotográficos y audiovisuales, así como los libros de registro de museos, instituciones y galerías por donde haya podido pasar la pieza. Existen algunos casos en que no se conserva ningún dato de la obra a estudiar, y, por tanto, se debe recurrir a la investigación de la tradición oral e incluso popular.
En el momento del examen técnico de una Obra de Arte, existen distintas herramientas que debe procurarse el especialista:
– Luz ultravioleta para detectar repintes y alteraciones sobre la superficie de la pieza que no correspondan a la época de ejecución.
– Luz blanca y fría, que se aplica de forma rasante sobre la superficie, para poder apreciar cambios o modificaciones en el soporte.
– Lupas y lentes de distintos aumentos; cuentahílos (lupa que permite verificar el número de hilos de la trama y de la urdimbre que entran en un pequeño cuadrado de soporte) para examinar el lienzo, así como el papel de los dibujos y grabados, aunque en la actualidad, también se utiliza para analizar la tipografía, así como la verificación de píxeles, en fotografía o impresión.
– Para analizar mejor las esculturas en piedra y bronce, unos pequeños martillitos de punta plana, permiten aplicar unos ligeros y delicados toques al soporte para diferenciar entre obras de piedra calcárea o mármol de aquellas de cemento o hormigón.
En las últimas décadas, a nivel técnico, gran cantidad de dispositivos fotográficos se han incorporado a la disciplina de estudio histórico-artístico: las cámaras con focos de infrarrojos, que, en el caso de las pinturas antiguas, permiten comprender qué parte original se conserva bajo las espesas capas de repintes aplicadas a lo largo de los siglos. También las macrofotografías aportan gran cantidad de información gracias a la capacidad de aumento y detalle que permiten realizar sobre una pieza.
Además, se puede contar con la realización de las radiografías, que, en pintura, muestran el nivel de dibujo subyacente para desvelar, lo más fielmente posible, los primeros estadios en la creación una pieza; y en el caso de las esculturas y tallas, si han sido intervenidas a nivel estructural y qué afectación y alteración ha tenido sobre la obra, pudiendo determinar qué partes originales se han conservado y cuáles no.
Sobre todo, en pinturas y relieves de piedra o madera, la integridad de la cuales ha sufrido las vicisitudes del tiempo, se puede contar con diferentes soportes informáticos que permiten aproximarse a su apariencia original, como el de la creación de imágenes de restitución en 2D.
Para esculturas con volumen, se cuenta con el escaneo 3D que da la posibilidad de realizar la reconstrucción de los Bienes a estudiar y así acercarse, de la forma más precisa posible, a la identidad original de la pieza, en el caso que haya sufrido algún percance. Este proceso, ofrece una ayuda extra para poder valorar de la forma más exacta y justa posible, la
obra de arte.
Partiendo de lo expuesto se puede concluir que la realización de un estudio pericial y de autentificación de una obra de arte, es un método que implica investigación, estudio y análisis clínico, desarrollando de forma prácticamente quirúrgica la comparativa de todos los rasgos y factura de un artista con otras obras que le sean atribuidas.
Desarrollar esta disciplina, aporta garantía de calidad a la pieza tratada, así como tranquilidad y seguridad a quién la conserva, ya que catalogar la obra y trazar, de la forma más precisa posible, su historia e historial permite defender su entidad, y, por lo tanto, su valoración.
Mia Alsina Alsina
Tímia Art & Research.
Co-Founder & Director
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